El Secreto de las parejas que se sienten bien

PARTE 1

Cuando una pareja viene a terapia pongo mucha atención especialmente al comienzo de la sesión y observo en dónde se sienta cada uno, cómo se miran, si realizan algún contacto físico o no, en qué dirección miran cuando hablan, qué tanta distancia hay entre el uno y el otro, cómo se refiere cada uno cuando habla del otro, etc.

Normalmente todos estos signos de comunicación no verbal me dan pistas para comprender cómo están ellos en su relación y me pregunto, todavía sin palabras, qué indican esos comportamientos no verbales, preconscientes, acerca de la situación de la pareja y qué sería lo que en realidad vienen buscando en la sesión. Me pregunto, además, a medida que la conversación va avanzando, “qué tanta madera hay en esta relación”, es decir, intento hacer una prognosis[1] acerca de la salud relacional de la pareja.

Fui entrenado en una magnífica escuela doctoral de psicología clínica en Estados Unidos para hacer pronto en el proceso, un diagnóstico de cómo está la situación y la dinámica de la pareja o del paciente que tengo en frente.  A lo largo de mis años de práctica profesional, he tenido que hacer un esfuerzo especial para pensar de otra manera. No estoy diciendo que me enseñaron mal, sino que la vida me ha ido moviendo a ir más allá del diagnóstico inicial y la manera típica de hacerlo.

Estoy persuadido de que no se trata solamente de mirar signos que muestran problemas o las cosas que están mal, sino también cuáles serían sus fortalezas y en qué me puedo apoyar cuando la pareja quiere luchar por salir de una crisis o superar una dificultad. Se trata de mirar qué es lo que está bien en la pareja y qué podría predecir un cambio positivo o una mejora.

En estos años de trabajo en la práctica clínica, he ido fortaleciendo mi convicción: hay una serie de signos que me ayudan a entender cuáles son los factores principales que predicen un buen pronóstico.  Y lo que voy confirmando cada día es que el principal predictor se relaciona con el cómo la pareja intenta resolver sus conflictos y cómo logra los resultados buenos que obtienen cuando así ocurre.

 

Foto de Ketut Subiyanto en Pexels

De hecho, la solución de conflictos es para mí el indicador más importante sobre la situación de la pareja y sobre la viabilidad de la relación. En otras palabras, cuando me pregunto qué tanta esperanza y qué tanto futuro podría tener una pareja, la respuesta la voy encontrando en el cómo ellos manejan sus conflictos.  De esta manera la resolución de los conflictos se convierte para mí en el principal predictor del éxito relacional de una pareja que lucha por salir adelante.

En algunos estudios se ha querido mostrar que hay otros factores importantes. Algunos estudios por ejemplo enfatizan que la manera como la pareja maneja la temática económica es un predictor muy bueno de cómo son sus relaciones; y creo que a esos estudios no les falta razón; el tema económico, la manera como la pareja maneja sus finanzas personales realmente es un buen predictor.  Pero se visto que no es tan importante ni tan valioso como el predictor de la manera como ellos manejan los conflictos. He conocido parejas que estaban mejor, cuando la economía era más apretada y una vez que la situación financiera mejoró notablemente, la relación no pudo manejar los nuevos retos y presiones que la realidad de prosperidad trajo.

He visto además que, si una pareja sabe ser fiel, transparente, comunicativa en lo económico, es bastante posible que ambos miembros también sean fieles en temas afectivo-sexuales y relacionales.  La transparencia en lo económico, el mutuo conocimiento de la situación financiera de la pareja y la familia, suelen correlacionar muy bien con la transparencia en las relaciones, la confianza, la fidelidad, el diálogo.  Y he visto que lo contrario también es verdad: sí hay problemas de fidelidad y de transparencia en lo afectivo y en lo emocional, entonces es bastante posible que también haya temas que se ocultan a nivel económico.

 

Otros estudios, generalmente sincrónicos (es decir estudios hechos sobre parejas en un tiempo determinado o en una situación específica) señalan la relevancia de la vida sexual de la pareja. En ellos se pone de manifiesto que si la relación sexual es positiva entonces se mejora el pronóstico acerca de la calidad de la relación. De manera contraria si la vida sexual de la pareja y el nivel de comunicación de su intimidad están mal, podría esperarse escasa durabilidad de la pareja en cuanto a su relación. En las sesiones que a lo largo de mi experiencia he podido descubrir, voy coligiendo que, si bien el tema de la sexualidad es importante, no es tan importante como el factor relacionado con la capacidad de solución de conflictos.

He conocido parejas que tienen una relación bastante estable y la frecuencia de la interacción sexual es de baja frecuencia. Me he encontrado con parejas relativamente estables y funcionales, con una frecuencia de encuentros sexuales casi mínima y en algunas pocas ocasiones incluso ninguna durante meses; y sin embargo la pareja está sostenida y está unida. Estoy convencido que la sexualidad  y la expresión amorosa del afecto a través de la ternura y las caricias del contacto físico son un factor muy importante de la calidad de la relación. Pero también estoy persuadido de que una pareja podría estar básicamente unida por la sexualidad y sin embargo no logra unidad en otras dimensiones que son predictores muy importante de la estabilidad de la relación.

Por ejemplo, una pareja podría estar bien sexualmente, pero al mismo tiempo tener dificultades de convivencia y de manejo del día a día de la casa: el orden como se organiza la limpieza, el presupuesto, la vida social de la pareja, la relación con las familias de origen. Incluso podría ser que una pareja tenga buena relación sexual y sin embargo entre ellos dos no haya una buena capacidad de mirar juntos hacia el futuro o no haya un buen proyecto económico o familiar existencial. O sea, una pareja podría tener una buena frecuencia en su vida sexual, intensa inclusive, y sin embargo tener poca durabilidad.

Una película muy famosa de los años ochenta nos mostraba cómo una pareja podría acordar fundamentarse y diseñarse básicamente en la vida sexual; al comienzo todo parecía marchar muy bien; pero tanta intensidad tuvo poca duración. Esa película se llama nueve semanas y media”.[i] En las teorías psicológicas importantes se ha predicho que una pareja que usualmente basa su relación en la sexualidad tiene una durabilidad bastante corta (3 meses en promedio).  En la vida de las parejas estables se necesita ese gran impulso que da la sexualidad cuando comienza la relación, pero se ve además la necesidad que la pareja pueda pasar a niveles más existenciales y personales que hagan posible la durabilidad, referente al vínculo. 

¡Ese es uno de los secretos importantes de las parejas que tienen una buena relación! En los próximos artículos te contaremos más secretos.

 

[1] Término usado en la clínica para expresar lo que podría ser una previsión anticipada de cuál sería el curso posible de un proceso o una dinámica psicológica, hacia un futuro a mediano o corto plazo.

Recursos

 

Directed by

Adrian Lyne

Produced by

·         Mark Damon

·         Sidney Kimmel

·         Zalman King

·         Antony Rufus-Isaacs

Screenplay by

·         Sarah Kernochan

·         Zalman King

·         Patricia Louisianna Knop

Based on

Nine and a Half Weeks (book)
by Ingeborg Day

Starring

·         Mickey Rourke

·         Kim Basinger